¡Mamá -no grité "madre" sino "mamá", que es voz de infancia-, no hay nadie!
¡Mamáááááááááááá, -volví y dije con voz desgarrada-, no hay nadie!, concluí con terror.
Mi voz ronca, torpe, perdido en la demencia, en medio de un aguacero,
buscando en una casa en ruinas a quienes ya no habitaban.
BITÁCORA RIVERIANA (3). La edición crítica de La Vorágine (3)
-
Edición crítica 1974
Luis Carlos Herrera, S. J.
BITÁCORA RIVERIANA (3)
*La edición crítica de La Vorágine*
Isaías Peña Gutiérrez
Cuento una anéc...
Hace 5 semanas
No hay comentarios:
Publicar un comentario